Que la locura no acabe nunca.
Que vivamos siempre en los 'veinti'. Que todos los sábados noche acaben en los domingos por la mañana, con los tacones en una mano y el café en la otra.
Que respiremos la brisa del mar todos los veranos y que gritemos tonterías sin importar nada más.
Que estéis ahí. Siempre.
Las de verdad.
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